Conocimientos básicos sobre la grasa
La grasa tiene casi 2,5 veces más calorías que los carbohidratos. La
grasa proporciona aproximadamente nueve calorías de energía
por gramo, mientras que los carbohidratos (derivados del maíz
y otros cereales) proporcionan aproximadamente solo cuatro. A
temperatura ambiente, las grasas saturadas son sólidas mientras
que las insaturadas son líquidas. Algunos ejemplos de grasas saturadas
que se utilizan en las dietas avícolas son el sebo, la manteca
de cerdo, la grasa de aves de corral, el aceite de palma y lo que se
conoce genéricamente como «grasas». Son ejemplos de sustancias
con altos niveles de grasas insaturadas el aceite de maíz, el
aceite de soja, el aceite de girasol y el aceite de colza. Las grasas
están hechas de compuestos más pequeños denominados ácidos
grasos. Los ácidos grasos son responsables de la integridad
de la membrana celular y la síntesis de hormonas. Aunque existen
muchos ácidos grasos diferentes, las aves tienen una necesidad
concreta de uno de ellos: el ácido linoleico (C 18:2), por lo que
es preciso incluirlo en su dieta. El ácido linoleico se considera un
ácido graso esencial puesto que las aves no pueden generarlo a
partir de otros nutrientes.
¿Por qué incluir grasa en la dieta?
La grasa debe estar presente en la dieta de las aves para facilitar
la absorción de las vitaminas liposolubles A, D, E y K. Además de
su papel en la nutrición, se añade grasa al pienso para reducir el
polvo del cereal y ligar las partículas finas del pienso (premezcla,
aminoácidos y minerales) a las partículas más gruesas. La grasa
mejora también la palatabilidad del pienso, especialmente en su
forma de mezcla seca. Si hay una escasez de grasa (ácidos grasos),
el hígado, que es el órgano más importante en las ponedoras más
prolíficas actuales, tendrá que proporcionar grasa y ácidos grasos
para el metabolismo corporal. Eso supone un gran desafío para la
salud del hígado, ya que tendrá que proporcionar los ácidos grasos
mediante lipogénesis, básicamente a partir de carbohidratos.
La digestión de las proteínas y los carbohidratos como fuentes
básicas de energía provoca un alto nivel de calor metabólico (aumento
de calor) en comparación con la grasa bruta, lo que en último
término reducirá la ingesta diaria en circunstancias de estrés
térmico. Por lo tanto, sustituir la energía obtenida de los carbohidratos
con grasa bruta es una manera beneficiosa de sostener el
metabolismo de las ponedoras en situaciones de estrés por calor.
Nivel de grasa bruta en las dietas
Se recomienda encarecidamente un nivel de al menos el 5% de
grasa bruta en las dietas para ponedoras. Para conseguir ese 5%,
es preciso añadir un 2-3% de grasa o aceite, incluso a dietas de
maíz/soja. Niveles más altos de grasa bruta y grasa/aceite añadido
son incluso más beneficiosos. La cantidad máxima viene definida
más bien por factores técnicos que por razones nutricionales, ya
que dietas con hasta un 7,5% de grasa bruta son excelentes para
las ponedoras. Esto se ha demostrado en distintas circunstancias y
distintos climas en todo el mundo.
Robert Pottgueter
La adición de grasa y aceite al pienso para ponedoras tiene al menos cinco efectos adicionales
con niveles crecientes de grasa bruta y grasa/aceite añadido: